Adiós al "oro blanco"

Recorriendo la pampa salitrera de Taltal, visité las ruinas donde se instaló la última oficina llamada Alemania, perteneciente a la Compañía Salitrera Alemana. Con nostalgia comencé a recordar de cómo hace más de 100 años esta pequeña ciudad industrial junto a otras comenzaban a nacer. Siendo que la ex-oficina Alemania encendía sus calderas a principios del siglo XX, mientras otras desaparecían debido a variadas paralizaciones, otras se construían o reiniciaban gracias a la llegada del ferrocarril y de la bonanza del salitre.
La declive y posterior desaparición del Cantón comenzó de forma prematura a los impuestos levantados durante las ultimas décadas del siglo XIX como así al estancamiento económico que duró varios años junto a la falta de un medio de transporte más rentable, ya cuando capitales extranjeros tomaron estas compañías casi destruidas económicamente, vuelven a levantarse a principios y a mediados del siglo XX, teniendo grandes ganancias, Chile poseía casi un monopolio del salitre por estos tiempos, aunque en otras partes del mundo también se producía salitre como en Tailandia, pero el chileno tenia una mejor rentabilidad económicamente para los países que lo compraban como Europa.
La comuna de Taltal se beneficiaba de ello también gracias a que en su cantón muchas oficinas mantenían sus humos encendidos y miles de inmigrantes llegaban desde todas partes de Chile y el extranjero, la demografía taltalina crecía, y se formaban comunas como la de Santa Luisa y Catalina, además la de Taltal siendo que a mediados de los años 1900 a 1920 la ciudad de Taltal poseía mas de 25000 habitantes, hasta la fecha no se ha superado.
Pero llegan las malas noticias de que en Europa se avecina la primera guerra mundial, haciendo que Chile pierda a uno de sus mejores clientes que es Alemania, Inglaterra aún le compraba, pero sufre de una baja debido al asunto de ataques submarinos, España lo hacía en forma normal y es aquí donde también aparece un nuevo cliente que es Estados Unidos, quien compraba salitre chileno para ocuparlo en sus armamento. Alemania por su parte de forma casi secreta creaba salitre sintético por medio de procesos del amoniaco, Estados Unidos también lo hacía como forma de ahorrar sus gastos.
En este tiempo algunas oficinas cierran su producción como lo hizo la ex-oficina Ghyzela, otras continúan su producción, pero no de la misma forma como lo hacían en años anteriores, ya en los años cercanos a 1929, como se diría en box el k.o llegaba para las salitreras sobrevivientes, la crisis mundial de este año hace paralizar la mayoría de ellas, solo sobreviven algunas como Santa Luisa y Alemania entre otras.
Este resultado se ve en la baja demografía que comienza a tener la comuna, ya que apenas llegaban a los 12 mil habitantes durante los años de 1950, durante esta época cierra la oficina más grande del cantón Santa Luisa (1943), otras pasan a hacer campamentos de las que aún producían. El ferrocarril por su parte comienza a deshacerse de algunos materiales rodantes y los vende a otras empresas ferrocarrileras del país, ya en 1956 es vendido a particulares quienes tenían como objetivo empresarial el desarme de las instalaciones salitreras y ferrocarriles. La empresa de Julio Rumie quien adquirió las instalaciones se hace cargo del traslado de pasajeros y salitre hacia Taltal, desde las oficinas Flor de Chile, Alemania y Chile como así de la estación Catalina (longitudinal norte) y de mineras (Guanaco), pero en 1961 apaga sus humos la oficina Chile, en 1966 cierra las instalaciones la Flor de Chile, la oficina Alemania en algunos años llevaba por nombre Unión Popular en el gobierno de Salvador Allende, pero en 1977 cierra definitivamente sus instalaciones, sin condiciones de volver a abrir. Esto pone fin al otrora Cantón salitrero que vio como personas esforzadas venidas de todas partes convivían en pequeñas ciudades industriales en medio del desierto más seco del mundo. Muchos de ellos quedaron olvidados en cementerios salitreros, otros olvidados en algún lugar de las estaciones del tren. Lo que fue un monopolizado ferrocarril solo quedan algunas casas en la ciudad de Taltal, más una locomotora que tiene un rumbo eterno por los desaparecidos terraplenes que alguna vez trasladó a personas y al apetecido ORO BLANCO (salitre), como sucedió en caleta Coloso muchas locomotoras y material del ferrocarril sucumbieron a manos de particulares que no vieron nada más que dinero, desmantelando todo lo que se podía vender, dejando solo ruinas y cimientos que solo dejan a la imaginación de que como eran oficinas, estaciones y línea del tren de Taltal.